«Fotografía contemporánea de El Salvador» es un subtítulo complicado, entre otras cosas porque está referido a un contexto de escasa producción fotográfica, lo que resulta una afirmación contradictoria en un momento en el que este medio de expresión pasa por una híper-producción generalizada que, por supuesto, no excluye a nuestro país. Pero esta situación cambia mucho cuando hablamos de «foto de arte» o fotografía de autor. La diferencia está en la intención, y es precisamente ahí que se centra esta exhibición, presentando proyectos que desde una perspectiva contemporánea intentan construir una narrativa personal, lejos del «efecto mariposa» o el paradigma de National Geographic tan abrazado por la fotografía de club-aficionado. Se trata de artistas que trabajan la fotografía como un vehículo para expresar contenidos, que en algunos casos pasan por el performance, el video, el objeto y la pintura entre otros.

Parafraseando a Gabriel García Márquez, el título de esta exhibición se refiere al instante justo en que la memoria de un condenado le devuelve una imagen mágica, fantástica; un recuerdo que se ha quedado por ahí grabado, nada especial, más bien algo sencillo: el momento en que siendo un niño su padre lo llevó a conocer el hielo. Un juego de palabras que, a manera de metáfora, ubica los argumentos conceptuales de los artistas frente a un paredón en donde el hielo son las obras de arte, el pelotón de fusilamiento es el público y el artista el instigador. Este título no da pistas, no responde, no aclara; pero después de ver la exhibición, seguro deja a más de alguno con ganas de disparar.

Èxitus




Medico de profesión y artista por convicción, Rafael Díaz desarrolla una obra que gira en torno a su experiencia y cercanía con enfermos terminales portadores del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida. La muerte es, por ende, parte de su día a día, algo con lo que esta muy familiarizado y que lo ha llevado a reflexionar sobre su naturaleza en la serie Exitus, término latino que significa «salida» y que en medicina se emplea como simplificación de la expresión más correcta exitus letalis, que literalmente significa «salida mortal» o «proceso hacia la muerte». Su uso en medicina forense es para cerrar las historias clínicas de aquellos pacientes cuya enfermedad había desembocado en la muerte.

En esta muestra, Rafael propone dos piezas sumamente sugerentes. La primera, un cuerpo tendido entre sedas blancas que nos recuerda la figura sin vida de Lázaro en el nuevo testamento; y, la segunda, un perfil que, aun cumpliendo con los cánones de iluminación y composición del retrato clásico, no es capaz de revelarnos la identidad del modelo; asumimos esto como parte del juego con el que este artista se mueve entre el arte antiguo y el arte sacro, una estrategia que con frecuencia lo lleva a revisitar la imaginería religiosa de los siglos XVI y XVII.

The Dreamers






Con la frase «aquellos que sueñan no duermen más», Dada resume la idea de una serie de imágenes que provocan una gama de sensaciones extrañas: el temor, la sorpresa, el desasosiego y la ansiedad se conjugan en una suerte de psicoanálisis en el que la oscuridad se convierte en el espacio perfecto para existir. Sus personajes sonámbulos parecen escapar o buscar en la penumbra algo que existe solo en el mundo paralelo de los sueños.

Sin título







Irvin Morazán parece moverse entre la mitología y la realidad, entre el pasado y los tiempos contemporáneos. Los personajes que recrea en sus tocados y en sus performances, están cargados de iconografías mayas y objetos extraídos de la actualidad. Combina, con extraña facilidad, un ritual ancestral indígena con bailes callejeros como el break dance y el rap.

Él define su trabajo como «esculturas que se ponen», como trajes o tocados para usar que tienen una función simbólica en sus puestas en escena en las que, ataviado como un chamán, realiza acciones intensas con un gran sentido de la ironía y el absurdo.

Como en el caso del coronel Buendía, impactado por la imagen del hielo que nunca pudo arrancar de su memoria, Irvin recuerda el impacto que le causó una visita a varias de las ruinas mayas en El Salvador. A su regreso a Nueva York, ciudad en la que reside desde pequeño, comienza a trabajar en estos tocados en los que combina elementos transculturales, productos de su propia experiencia como migrante.

Imikimi • Capturas






Los proyectos de Nadie son particularmente interesantes por su aproximación a las prácticas artísticas en línea. La red es, hoy en día, una potente plataforma para la expresión creativa y este artista parece entenderlo con una naturalidad que supone la llegada de una nueva generación de creadores, artistas y diseñadores. En el trabajo de Nadie parecen haberse difuminado las fronteras entre lo estéticamente correcto y lo éticamente aceptable, haciendo caso omiso de técnicas y manuales de retoque y manipulación digital de imágenes; por un lado, creando una serie de retratos entre humorísticos y de mal gusto, entre lo kitsch y lo rosa; y, por el otro, apropiándose de instantáneas en un sitio en Internet que suponen una revalorización de la fotografía del cuerpo, una apropiación que también se salta los cánones y el protocolo por el que este género ha transitado a través de la historia del arte para conseguir imágenes frescas, espontáneas y cargadas de un aire de actualidad, como se intuye en lo que expresa el propio artista a continuación.

"Me gusta la estética grencha (kitsch, dicen algunos) de imikimi.com porque la veo como la descendiente digital de la gráfica popular. Me identifico con los usuarios de este sitio web y comparto su implícita visión romántica y patética sobre sentimientos como el amor y el desamor; también, su deseo de estar en contextos diferentes a los cotidianos y su fascinación por la imagen propia".

"Creé esta serie de fotografías al fijarme en la belleza de los encuadres, poses e iluminación que tenían las transmisiones en vivo de algunos usuarios del sitio cam4.com. Considero estas fotos como una colaboración involuntaria donde el retratado define el escenario, el encuadre, la luz, poses y gestos. Yo, el retratador, defino cuál momento capturar. Considero importante resaltar la estética ruidosa y pixeleada de las imágenes capturadas por webcam tan comunes en esta época".

Guatemala Google







Fotografías aéreas de barrios marginales en ciudad de Guatemala tomadas de Google Earth

Esta es una visión del paisaje de la manera más despersonalizada y des-semantizada que ofrecen los espacios virtuales. Su homogenización a través de Google contradice el anuncio de desarrollo, esperanza o promesa que ofrecen los nombres de los barrios. La suma de ambos permite replicar la vaga noción de un «no lugar», entre la ficción y su utopía.

Rosina Cazali

Madrid • San Ignacio






Desde hace algunos años vengo explorando el género del paisaje en la fotografía a través de la serie Landschaft: un paisaje post industrial que incorpora elementos de uso común en sociedades contemporáneas y que supone un comentario sobre los cambios que está sufriendo el paisaje actual y la responsabilidad que todos tenemos en ese proceso.

Madrid y San Ignacio son dos mosaicos fotográficos que, a manera de tipología, reinventan la cartografía de estos lugares e intentan darnos información sobre sus habitantes, sus costumbres y sus hábitos de consumo.

Un gran número de filtros de cigarrillos quemados recolectados en la capital española y una serie de tapones de aguas gaseosas desenterrados en el cantón El Pinar en San Ignacio, municipio de Chalatenango, no son más que el resultado de un ejercicio de antropología, disciplina que, entre otras cosas, busca, recoge, clasifica y fotografía objetos para ayudarnos a comprender características y patrones de conducta de los habitantes de determinados lugares en un tiempo y un espacio específico.

Montaje