Desde hace algunos años vengo explorando el género del paisaje en la fotografía a través de la serie Landschaft: un paisaje post industrial que incorpora elementos de uso común en sociedades contemporáneas y que supone un comentario sobre los cambios que está sufriendo el paisaje actual y la responsabilidad que todos tenemos en ese proceso.

Madrid y San Ignacio son dos mosaicos fotográficos que, a manera de tipología, reinventan la cartografía de estos lugares e intentan darnos información sobre sus habitantes, sus costumbres y sus hábitos de consumo.

Un gran número de filtros de cigarrillos quemados recolectados en la capital española y una serie de tapones de aguas gaseosas desenterrados en el cantón El Pinar en San Ignacio, municipio de Chalatenango, no son más que el resultado de un ejercicio de antropología, disciplina que, entre otras cosas, busca, recoge, clasifica y fotografía objetos para ayudarnos a comprender características y patrones de conducta de los habitantes de determinados lugares en un tiempo y un espacio específico.